miércoles, 27 de julio de 2011

La mulan española

Aunque la historia de la película de Mulan se basa en una leyenda china, lo que no sabrán ni los dibujantes, ni los productores de Disney, es que esa historia ocurrió de verdad, aunque no en China, sino en España. La mujer en cuestión se llamaba María Martina de Ibaibarriaga, que luchó contra las tropas francesas en la guerra de independencia española.
María Martina nació el 26 de enero de 1788 en Bérriz, aunque ella se trasladó con su familia a Bilbao.
El 16 de agosto de 1808, las tropas francesas entraron en la ciudad realizando saqueos y demás atropellos, siendo la botica de sus padres uno de los blancos franceses. Para cuando María Martina llega con su hermana, se encuentran a sus padres y su hermano muertos. Allí es donde juró venganza. Para poder llevarla a cabo se alistó, al igual que mucha gente, en el ejército. Allí ingresó con el aspecto de un hombre y bajo el nombre de Manuel Martínez.
Combatió en Gamarra, un pueblo de la región, donde la Juntas de defensa la ascienden a Capitán. Luego se  unió a la guerrilla, al integrarse a la que mandaba el Cura Merino. Estuvo en el sitio de Zaragoza bajo el mando de Renovales. Fue herida en un pueblo llamado Barbastro cuando hacía una salida con su partida desde Zaragoza. Por culpa de la gravedad de las heridas quedó inconsciente, y el boticario del pueblo tuvo que curarla, al hacerlo descubre que el entonces coronel Martínez era una mujer. Al parecer, cuando María Martina recupera el sentido, amenaza al boticario si cuenta algo.
Tal vez su acción más destacada fue durante el sitio de Vitoria, en el que cargó a la cabeza de su regimiento. Al parecer, esta carga llamó la atención de Wellington, quien quiso conocer a aquel coronel, que había efectuado una carga tan brillante. El general Longa accedió, y Wellington quedó asombrado al ver que era una mujer.
Cuando terminó la guerra se casó con el teniente Félix Asenjo, el cual había estado bajo sus órdenes. Esta insigne coronel, al igual que Blas de Lezo, al ser enterrada lo hizo en olvido de toda España y todo el mundo.

Un paralítico que da guerra IV

Esta va a ser la última entrega de Blas de Lezo, y veremos cómo transcurrió el sitio de Cartagena de Indias.
Los ataques ingleses a la Boquilla es probable que fueran un engaño, Lezo, se lo olía y por esa razón prefería defender los pasos de Bocachica y Bocagrande; mientras que el virrey Eslava se decantaba por enviar más tropas a la Boquilla. Más tarde se demostrará que Lezo que tenía razón frente al virrey, algo que pasará en repetidas ocasiones. Mientras Lezo aumenta las defensas de Tierra Bomba con sus marinos, el virrey sigue mandando refuerzos a la Boquilla. Los ingleses desviaron su flota hacia el paso de Bocachica y atacaron con cuatro buques las baterías de 15 cañones que resisten durante cuatro horas. Los 11 de los 100 hombres que sobreviven van al castillo de San Luis, mientras que los barcos ingleses quedan tan mal que deben ser remolcados por lanchas durante la noche. La batalla del fuerte de San Luis dura del 20 marzo al 5 de abril. A los dos días de comenzar los bombardeos, Vernon manda retirar 5 barcos de gran envergadura. El 23 manda el desembarco, desgraciadamente los ingleses no pueden construir una batería para batir el fuerte, ya que el único ingeniero militar seguía embarcado. Tras varios días de trabajo, los británicos habían conseguido montar una batería de 20 cañones y 12 morteros. Y desde allí, con el apoyo de los barcos bombardearon el fuerte sin piedad, abriendo grandes brechas por las que se podía entrar. Ante esto, los españoles diseñaron un plan de huida para evacuar el fuerte y tener el menor número de bajas. Para ello Lezo y Eslava se reunieron en el buque Galicia: En el transcurso de la reunión, ambos militares fueron heridos, siendo las heridas de Lezo las más graves. Tras 18.000 cañonazos y 17 horas de bombardeos ininterrumpidos, el San Luis pasa a los ingleses. Mientras que estos se alegran por la victoria, Lezo no se explica lo tarde que ha caído el fuerte, que lo achaca a la ineficacia de los mandos ingleses.
Tras la caída del fuerte Lezo manda hundir tres barcos muy castigados por el combate para obstruir Bocachica. Antes de que se queme, los ingleses se hacen con el Galicia, buque insignia de Lezo.
Vernon decide atacar en dos direcciones:
La primera y a cargo de la flota, se encargará  de atacar a los barcos españoles y al fuerte Pastelillo.
La segunda era un desembarco en el cerro de la Popa, para atacar al fuerte de San Felipe de Barajas, y desde allí bombardear la ciudad.
Por otra parte, los españoles diseñan su nuevo plan de defensa. Mientras que Lezo prefiere una defensa en la que los barcos que quedan actúen como artillería móvil y de apoyo a los fuertes españoles, el virrey, cuya estrategia salió adelante, se basa en una defensa estática parecida a la del San Luis. Para ello se apoyaría en los fuertes de la bahía interior, cerraría esta con los dos barcos que le quedaban, y el punto más importante de su defensa lo constituía el fuerte de San Felipe. Este era tal vez el más grande y más importante fuerte de toda América. Contaba con nuevas defensas diseñadas por Lezo, entre ellas se encontraban un foso para que las escalas británicas fueran demasiado cortas como para alcanzar la cima del fuerte, y una trinchera en zigzag que aumentaba capacidad de fuego.
Los ingleses empiezan el ataque el 11de abril y tras una pequeña resistencia los barcos españoles son abandonados e incendiados. Luego los británicos desembarcan 9000 hombres que toman el convento de nuestra Señora de la Popa, en el cerro con el mismo nombre. Más tarde desembarcan los norteamericanos y jamaicanos. Pese a la desesperada situación española, la moral inglesa estaba por los suelos, ya que había empezado la estación tropical y el vómito negro empezaba a hacer estragos. los atacantes tiraban a los muertos al mar, y varios barcos se convertían en hospitales flotantes.
Se produce un desembarco cerca del fuerte de Cruz Grande, que fue rechazado duramente por 200 españoles. Se organizan guerrillas españolas para cortar el suministro inglés. Antes del asalto final, los ingleses desembarcaron más tropas para asegurar el éxito. Wentworth, presionado por Vernon, monta un consejo de guerra para planear el asalto. Divide a los 4000 hombres preparados para el combate en 5 grupos diferentes, y el resto quedaba como reserva en el convento de la Popa. De este modo, a las 3 de la madrugada del 20 de abril, comienzan los movimientos ingleses. El coronel Wynyard al mando de 1000 hombres es el encargado de atacar por el sur, supuestamente el más vulnerable al no tener foso. Para ir, toma con recelo a dos desertores españoles como guías, probablemente voluntarios. Estos desorganizan a los ingleses y les llevan por los caminos más tortuosos, de forma que al llegar, la batalla ya estaba empezada.
Al sudoeste se produce otro ataque, que avanza lentamente por el nutrido fuego que reciben los ingleses desde las trincheras. En este y los demás frentes la situación es la misma: los pocos soldados que llegan con vida a las murallas se encuentran con que las escalas son muy pequeñas. los ingleses son masacrados y huyen en masa, por lo que los españoles salen del fuerte a bayoneta calada y destrozan a los ingleses durante su huida, además los tiradores experimentados se dedican a matar a los comandantes para desbaratar aún más a los ingleses. Estos huyen a la playa donde intentan retornar con los botes a sus barcos. Tras este suceso, la victoria española es definitiva, pero Vernon se niega creerlo. Para intentar subir la moral, manda un ataque al fuerte Manzanillo. Desgraciadamente para Vernon, el ataque resulta catastrófico gracias a una estratagema del capitán Baltasar Ortega, que consigue hacer 200 muertos ingleses en pocos minutos. Pese a esto, los españoles tuvieron que esperar al 20 de mayo, justo un mes después del desastre del San Felipe, para que Vernon se retirara.
Los ingleses perdieron 19 navíos de línea, 4 fragatas, 27 transportes y 18.000 muertos, de los cuales, los ingleses echaban la culpa al almirante Pata de palo, Blas de Lezo, de la mitad de esas bajas.
En cambio los españoles perdieron los 6 barcos que tenían y unos pocos centenares. La pérdida más destacable fue la de Blas de Lezo, que murió a causa de las astillas del Galicia a los 52 años de edad.
Al enterarse de la derrota, Jorge III prohibió que se volviera a Hablar del tema, y se ocultaron las medallas que se habían hecho para conmemorar una victoria que daban por hecha.
En cambio, en España la situación fue bien distinta, ya que se celebró por lo más alto el triunfo. Además, la falta de entendimiento entre Eslava y Lezo, ocasionó al último un mal informe. A esto hay que añadir que se encontraron mercancías pertenecientes al criado de Lezo en un contrabandista español. El grave estado de salud de Lezo, hace que se presenten su hijo y varios marinos que lucharon en Cartagena en Madrid para lavar ante el rey, en aquel momento Fernando VI, el honor del almirante. Pese haber sido limpiado el honor y habérsele concedido títulos y honores, este héroe del Imperio español, cayó en el olvido de la historia, de donde esperemos que salga.

martes, 26 de julio de 2011

Un paralítico que da guerra III

Bueno, la última vez vimos las fuerzas de los beligerantes, ahora nos toca saber cómo se desarrolló el sitio.
Como esto era una guerra, España pidió ayuda a Francia por los pactos de familia. Ésta, no declaró la guerra a Inglaterra, pero sí decidió emprender acciones hostiles contra esta nación en el Caribe. Así, que en 1740 mandó dos escuadras al mando del almirante D´Antin, pero hay que tener en cuenta que la flota francesa tenía un considerable número de navíos averiados. Un año antes, salía del Ferrol la flota de los galeones, reforzada con un convoy militar al mando de Rodrigo de Torres. Un huracán pilló a la flota española, con lo cual fueron a reponerse a Puerto Rico. Ese mismo año los ingleses empiezan sus ataques. Primero atacan con 6 navíos de línea a la Habana, pero son rechazados; también van contra el puerto de la Guaira, donde el resultado es el mismo; pero se hacen con Portobelo, una insalubre ciudad, que era importante porque la flota de los galeones pasaba unas pocas semanas en la ciudad. Debemos tener en cuenta que la ciudad estaba defendida por 35 hombres y un barco guardacostas. Tras esto, Vernon, escribe a Lezo, entonces máxima autoridad militar de Cartagena, para que se rinda. El 23 de octubre entra Rodrigo de Torres en la ciudad con 10 navíos de línea y pertrechos. Rodrigo de Torres recibe la orden de operar con la flota francesa, con lo cual sale de la ciudad. Desgraciadamente los franceses se tenían que reabastecer en sus colonias, las cuales, habían sufrido el mismo temporal que los españoles, y por lo tanto, no estaban en condiciones para ayudar a su flota. Debido a esto, se retiraron, algo que sin comerlo ni beberlo, vino de perlas a los españoles de Cartagena de Indias. Para desgracia de Lezo, de Torres, decide escoltar a la flota de los galeones en su tornaviaje. Mientras, Vernon, que temía la unión de aquellas flotas, gasta un mes en buscar a la flota francesa, una flota que ya no estaba, para conocer el número de barcos y destruirla. Al cerciorarse de la retirada francesa, Vernon monta un consejo de guerra en el que se expone el plan de ataque. Gracias al espionaje realizado por el paisano jamaicano, los españoles conocen los planes británicos para la toma de Cartagena de Indias. De esta manera Lezo y el virrey Eslava, que llegó a la plaza como máxima autoridad militar trazarían un plan de defensa, que consistía en obstruir el paso de Bocagrande con el hundimiento de un navío, y de destacar 3 compañías de granaderos junto con un pelotón de infantería y 40 jinetes a las playas de la Boquilla, además pusieron parapetos por esta zona, y reforzaron su defensa. El día 16 de marzo de 1741, empieza el ataque inglés, con desembarcos en la Boquilla, ni qué decir tiene que todos fueron rechazados.